El límite del esfuerzo.
Si profundizas en el tema, llegarás a la conclusión de que el límite máximo del esfuerzo es como plantar flores en el cielo o querer pescar la Luna en el agua: no puedes identificarte con nada y utilizar la mente tampoco te sirve de nada. Pero una y otra vez la gente toca el tambor de retirada tan pronto llega a este estado; no se da cuenta de que, en realidad, significa que está llegando a su hogar.
Pero si la gente es audaz, afronta este estado en el que es imposible hacer nada, en el que de nada te sirve utilizar la mente; procede de manera parecida a los grandes generales que, en medio de descomunales ejércitos, se lanzan directamente a capturar a sus adversarios sin pensar en la ganancia o en la pérdida. Si captas lo esencial con la misma intensidad y agudeza, podrás lograrlo en un santiamén, y alcanzarás la sabiduría al instante.
Kao-feng
Las enseñanzas del zen.
Selección de Thomas Cleary.