Por lo general, inclinarse en reverencia es la manera de rendir homenaje a algo que es más digno de respeto que uno. Pero cuando uno se inclina ante Buda, no ha de tener ninguna idea de Buda, sino que simplemente ha de aunarse con Buda, y es ya el Buda mismo. El que se aúna con Buda se aúna con todo lo que existe y halla el verdadero sentido de ser. Cuando todo existe dentro de nuestra gran mente, se desvanecen todas las relaciones dualistas. No hay distinción entre el cielo y la tierra, el hombre y la mujer, el maestro y el alumno. A veces, un hombre se inclina ante una mujer; otras es la mujer la que se inclina ante un hombre. A veces, el discípulo se inclina ante el maestro. Otras, el maestro se inclina ante el discípulo.
Un maestro que no puede inclinarse en reverencia ante un discípulo no puede inclinarse ante Buda. A veces, el maestro y el discípulo juntos se inclinan ante Buda.
En nuestra gran mente, todo tiene el mismo valor, todo es el mismo Buda. Se ve algo o se oye algún sonido y allí se tiene todo tal como es.
En la práctica se debe aceptar todo tal como es y sentir por cada cosa el mismo respeto que se siente por Buda. Esto es budeidad. En este caso, Buda se inclina en reverencia a Buda.
Uno se inclina ante uno mismo, ésta es la verdadera reverencia.
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Fuente: Shunryu Suzuki Roshi
Mente zen, Mente de principiante
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Foto: Shunryu Suzuki Roshi